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Brecha - 16 diciembre 2016 - Destacados - Edición 1621 - Política

Los otros uruguayos

Valentina Viettro

Domingo 18 de diciembre de 2016

Una nueva encuesta revela que casi un 60 por ciento de los uruguayos está de acuerdo con la implementación del voto consular. Si bien el sufragio en Uruguay es obligatorio, casi una quinta parte de los uruguayos no participa de la vida electoral del país por contar con la limitación de residir en el exterior.

Una cantidad que oscila entre 380 mil y 550 mil uruguayos vive fuera del país, números que resultan de la unión de fuentes convergentes, ya que no existe un censo al respecto. En el caso de la segunda cifra se tiene en cuenta a segundas y terceras generaciones nacidas en el exterior. Parte del llamado Departamento 20 se ha conformado por dos olas migratorias, la ocurrida durante el período de la última dictadura militar, y una segunda que partió durante las crisis económicas de fines de 2001, cada una con sus respectivas descendencias.

Según el informe anual del Ministerio de Turismo (de mayo de 2016), los uruguayos que viven en el exterior sumaron un 13,1 por ciento de los visitantes del país, o sea: 388.577 turistas nativos vacacionaron en Uruguay en el último año. Los recursos generados significaron un ingreso de 231.346.000 dólares en 2015 (en un sector que suele recaudar un total anual de 1.700 millones).

De acuerdo al artículo 74 de la Constitución, en la sección que trata sobre la ciudadanía y el sufragio, nacer de padres uruguayos e inscribirse en el Registro Civil brinda el derecho a la ciudadanía natural. Por lo que estar cerca no es una condición necesaria para portar documento oriental. Más adelante, en la ley fundacional aparecen otros artículos importantes, entre ellos uno que dispone que “todo ciudadano es miembro de la soberanía de la nación; como tal es elector y elegible”. En la práctica esto aún no se aplica, ya que los uruguayos que viven en el extranjero, a pesar de los consejos del Examen Periódico Universal (Epu) de Naciones Unidas y la Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh), no pueden votar.

MEROS A ESTRENAR

Hace apenas una semana, una encuesta de opinión pública reveló que el 59 por ciento de los uruguayos está de acuerdo con el voto consular.

La encuesta Actitudes de la Población Nativa hacia Inmigrantes Extranjeros y Retornados fue diseñada por el Grupo de Estudios de Migración e Integración en Uruguay, financiada por la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República (Csic-Udelar) y llevada adelante por Equipos Mori de manera telefónica.

La consulta fue implementada entre diciembre de 2015 y enero de 2016, con base en una muestra de 1.064 uruguayos de 18 o más años de edad que residen en Uruguay. Se trata de una encuesta que busca medir las actitudes de la población uruguaya ante los inmigrantes y uruguayos retornados del exterior. De las 61 preguntas, sólo una consulta se ha hecho pública: “¿Los uruguayos que viven en el exterior deberían poder votar en las elecciones nacionales, en el consulado más cercano del país donde residen, sin necesidad de trasladarse a Uruguay?”.

Los resultados completos de la encuesta serán divulgados a principios de 2017, pero con las primeras conclusiones difundidas se sabe que el 59,3 por ciento de la población consultada está de acuerdo con la aplicación del voto consular (en el desglose, entre quienes respondieron de manera afirmativa, un 61,5 por ciento son mujeres, y casi un 62 por ciento representa la franja etaria de entre 18 y 44 años).

Pero sobre todo, en relación con los estereotipos en torno a esta temática, lo que es llamativo es que el alto promedio de apoyo no aparece únicamente entre votantes de izquierda. Si bien éstos representan un 78 por ciento de los encuestados que respondieron de manera positiva, entre los votantes de centro el apoyo también fue afirmativo en un 54 por ciento, mientras que entre los votantes de derecha el desacuerdo fue mayor en un 53,5 por ciento de los encuestados.

CIUDADANOS DE LA DIÁSPORA

Los uruguayos fuera del país se comunican, se encuentran, intercambian noticias, generan proyectos, vinculan a su país de residencia con el natal y prácticamente una vez al año (buena parte de ellos) visitan el país. Su vida suele estar repartida entre varios quilómetros.

Durante el cuarto encuentro regional del Departamento 20, la investigadora francouruguaya Fernanda Mora-Canzani citaba a la doctora en ciencias sociales mexicana Leticia Calderón Chelius, para explicar el porqué del uso cada vez más extendido del término “diáspora” en la nominación de este grupo de uruguayos: “Por diásporas nos referimos a todas aquellas comunidades que tienen una población diseminada en diferentes regiones del mundo, y que mantienen vínculos y lazos de identidad entre sí (…).Refleja un sentimiento de pertenencia a una red trasnacional, que incluye a personas dispersas que mantienen un sentimiento de uniqueness y un interés en una tierra de origen. La diáspora es, por tanto, una construcción social fundada en el sentimiento, conciencia, memoria, historia, narrativas, identidad de grupos, sueños, elementos virtuales y alegóricos”.

En diálogo con Brecha, Mora –co-coordinadora de la Ong Ronda Cívica Uruguay y delegada general del Consejo Consultivo de Uruguayos en París– explicó algunas de las claves de su tesis, como que los uruguayos que viven en el exterior han desarrollado en los últimos años un funcionamiento diaspórico, horizontal y conectado, y que incluso puede ser leído como un movimiento social en sí mismo.

“Desde la sociedad civil venimos hace décadas destacando la consolidación de una diáspora estructural, conectada, cada vez más y mejor organizada, que ha ido construyendo lo que defino como una singular ‘ciudadanía diaspórica’”, sostiene. Según su relevamiento, los uruguayos mantienen un fuerte vínculo cibernético, “espacios que en la actualidad deben ser comprendidos como extensiones de participación ciudadana”. Además se producen encuentros tanto a nivel local como nacional y continental.

Mora entiende que “uno de los efectos de la globalización es la desterritorialización de las comunicaciones”, algo que llevado adelante consecuentemente y bajo la repetición de ciertas prácticas ha terminado por crear ciudadanía.

¿Y qué rango ocupa el asunto de la participación en la vida política del país en esta diáspora organizada? “Se vive como una dificultad singular, contrariamente a una inmensa mayoría de países democráticos que se esfuerzan por facilitar la participación de todos los ciudadanos en los sufragios. La actual discusión está centrada en cómo podemos facilitar la participación de todos los uruguayos en el pleno ejercicio ciudadano, disociando el lugar donde se nace del lugar donde se vota”.

En el mismo sentido alega que la aplicación del voto consular se puede interpretar como “una extensión democratizante, que permite la participación a un 100 por ciento de los ciudadanos. Algo que favorece en términos de igualdad, teniendo en cuenta que no todos están en condiciones de viajar y costear los precios de uno o varios pasajes”. La ley vigente no impide que participen quienes viven en el exterior, pero en la práctica sólo pueden hacerlo aquellos que cuentan con el tiempo y los medios económicos.

Para Mora, esta “modernización” debería integrar de la misma manera a los uruguayos residentes en otros países, ya que en una gran variedad de casos están condicionados a vivir en una ciudad distinta a la natal. De esta manera, “se beneficiarían los estudiantes que cursan sus carreras en otro departamento y los ciudadanos que no residen en su lugar de nacimiento”.

TRÁNSITO LENTO

Juan Raúl Ferreira, presidente de la Inddhh, celebró los resultados de la última encuesta, pero recalcó que desde el punto de vista de la función del organismo “de contralor de los derechos humanos” esto no cambia nada: “si el resultado de la encuesta fuera negativo, no cuestionaría la existencia del derecho. En todo caso nos tocaría redoblar el esfuerzo”.

“Más allá de los sondeos, el trabajo para poner el tema dentro de la agenda parlamentaria ha sido parte del eje estratégico de la institución, que en dos oportunidades elevó un informe temático”, apuntó.

En 2009 un plebiscito tuvo lugar en simultáneo con las elecciones presidenciales, pero la aprobación del voto epistolar resultó frustrada. Entre las críticas, se señala que no contó con suficiente apoyo a nivel comunicacional y político, pero además se hizo foco en las debilidades de fiabilidad del sistema. “Entiendo que el partido de gobierno estuvo lento para retomar el tema luego de la derrota de 2009. Falló la lectura, porque se discutía más la modalidad de participación que el derecho de los ciudadanos”, analiza Ferreira.

—¿Y por qué cree que este tema no encontró cabida durante el gobierno de José Mujica, cuando se contaba con las mayorías necesarias?

—Mientras duró el gobierno de Mujica, el Frente Amplio podría haber avanzado. Roberto Conde, en su papel de vicecanciller, declaró que el voto consular podría ser implementado en apenas 20 días, incluso montando mesas en barrios o ciudades en el exterior notablemente poblados por uruguayos. Pero los plazos no fueron los suficientes para resolver el tema. Dentro de los informes de la institución y en concordancia con los Consejos Consultivos, se destaca que la reforma constitucional no es necesaria para habilitar el voto extraterritorial. Algo que fue confirmado por la Corte Electoral.

Para el presidente de la Inddhh es importante destacar que no sólo se trata de un tema acotado al ámbito electoral, sino que comprende la relación con estos uruguayos y la formación de la conciencia ciudadana. Ferreira destacó que luego del tornado en Dolores la primera ayuda provino de Australia y que hay muchos otros ejemplos, tanto de aportes de ciudadanos en el exterior como del intercambio constante, por lo que extender el derecho a estos ciudadanos sería de alguna manera “extenderles la mano”.

Actualmente hay parlamentarios que están trabajando sobre al asunto en comisiones parlamentarias, como el socialista Roberto Chiazzaro, que elabora un proyecto de ley. “Uno de los puntos en cuestión es la creación de una figura representativa en el exterior. En caso de que dicho proyecto evolucione favorablemente, se estaría hablando de una reforma sobre la conformación de las cámaras. Algo que sin duda sería lógico que fuera aprobado por mayorías especiales, aunque existen distintas escuelas al respecto”, puntualizó Ferreira. En conclusión, “es un tema que la institución abraza de manera especial, ya que se trata del reconocimiento de un derecho humano y de ninguna manera puede seguir siendo tratado en relación con la conveniencia electoral de ningún partido político”.

Recientemente, y en el contexto de la visita de Tabaré Vázquez a Francia, el embajador uruguayo Guillermo Dighiero confirmó que está “completamente a favor” del voto consular. El tema será tratado a la interna del FA en abril de 2017 y el partido de gobierno deberá tomar posición.

En el Documento Marco sobre Política Migratoria en Uruguay, aprobado en el Consejo de Ministros del 29 de agosto pasado, aparece un fragmento significativo: “Otra dimensión fundamental para la integración de la diáspora y el reforzamiento de los lazos de pertenencia al país, y por tanto de la vinculación al país, es el ejercicio de los derechos políticos y ciudadanos, y la ampliación de la participación política. En tal sentido adquiere centralidad la habilitación para que los ciudadanos uruguayos radicados en el exterior puedan ejercer el derecho a sufragar en actos eleccionarios nacionales desde su país de residencia”.

¿Qué mecanismos existen para aprobar el voto consular?

Una ley de reglamentación de la obligatoriedad del voto (tesis del constitucionalista Alberto Pérez Pérez): requiere mayoría absoluta.
Una ley electoral de voto consular: requiere los dos tercios de votos, o sea, 66 representantes y 21 senadores a favor.
La reforma constitucional por diferentes vías: requiere mayoría absoluta mediante plebiscito en todos los casos y probablemente además una ley electoral posterior de definición de procedimientos para el ejercicio del voto extraterritorial.

MOVIMIENTO SOCIAL NO CONVENCIONAL

La investigadora Fernanda Mora considera que los colectivos de uruguayos en el exterior pueden ser analizados incluso como un movimiento social: “Me pareció oportuno preguntarse si la larga lucha de la diáspora uruguaya por el reconocimiento de sus derechos políticos, expresado en el reclamo del ejercicio del voto en el exterior, puede ser considerada así. Sin desarrollar aquí la discusión teórica sobre su definición, partimos del enfoque de Alain Touraine, quien define los movimientos sociales como conductas socialmente conflictivas, pero también culturalmente orientadas. Desde esta perspectiva, postulo que los colectivos uruguayos en el exterior organizados en torno a la defensa de sus derechos políticos pueden ser pensados en tanto movimiento social no convencional y extraterritorial, forjado en el seno de redes trasnacionales que buscan incidir en procesos de cambio y de profundización democrática, incorporando sus realidades y sus anhelos en un proyecto país y también colaborando en una inserción internacional optimizada de Uruguay”.

HIPERCONECTADOS

La diáspora uruguaya es una red compuesta por 137 asociaciones, 31 consejos consultivos, 33 sitios de Internet, más de una decena de medios (radios, boletines, tevé) y 205 páginas Facebook (fuente: tesis doctoral de Fernanda Mora).

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