Deportados de Estados Unidos o apremiados por el desempleo en Europa, cientos de uruguayos regresaron al país. El Estado los ayuda a instalarse pero el cambio es tan grande que muchos empiezan a arrepentirse.
Ángela y Daniel vivían en Atlanta, Estados Unidos. No tenían papeles, y el gobierno se puso duro con los indocumentados. Así que antes de que los expulsaran, volvieron. Un año después, ella está en cama esperando una operación de columna. Y él no consigue trabajo porque tiene 58 (…)