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D20-LINEAMIENTOS 2010

Jueves 12 de agosto de 2010, por recibido y difundido

recibido y publicado:

Montevideo, 11 de agosto de 2010

Se agradece abrir adjunto.

Atentos Saludos

DGCV8

docD20Lineamientos2010

Texto del documento:

Lineamientos generales para el debate estratégico en el Departamento 20

Material para el debate y la construcción colectiva

agosto de 2010

En este mes de agosto, recordaremos el día 25 un nuevo aniversario de la Declaratoria de la Independencia. Será en el marco del comienzo este año de las celebraciones del bicentenario de los movimientos independentistas en nuestro continente y en el cual el año próximo conmemoraremos el bicentenario de la gesta artiguista iniciada justamente en 1811.

Es una buena oportunidad para reflexionar en conjunto sobre nuestra identidad nacional; los elementos que la conforman y nos distinguen y de qué maneras los expresamos dentro y fuera de fronteras. Evidentemente en nuestro caso ponemos el énfasis en este último ámbito.

Pero lejos de pensar en una discusión del tema en abstracto, consideramos que nos debemos una reflexión colectiva sobre las características y los muy diversos grados de organización de las variadas instituciones que han construido y siguen construyendo día a día los compatriotas fuera de los límites geográficos del Uruguay y sus perspectivas.

Desde el año 2005 se asumió la labor de comenzar a sistematizar el relacionamiento con todos los compatriotas que habitan fuera de fronteras -esa “Patria peregrina” – con el propósito de iniciar la edificación de una política de Estado hasta ese momento inexistente como tal.

Tarea compleja que implicó la creación del “Departamento 20” en la órbita del MRREE para comenzar a entretejer el entramado del relacionamiento entre el Estado, las organizaciones sociales ya existentes y los nuevos instrumentos de vinculación previstos en la Ley 18.250: los Consejos Consultivos.

Relacionamiento rico por su diversidad y no siempre fácil de comprender y llevar adelante dada su doble característica de cooperación mutua y al mismo tiempo de respeto de las autonomías funcionales de cada una de estas tres partes componentes de la vinculación.

Consideramos que estamos en un momento propicio para iniciar una reflexión colectiva y serena que nos permita fijarnos objetivos y tareas para la etapa. Es por ello que nos permitimos someter a vuestra consideración algunos lineamientos que pensamos y esperamos sean de utilidad para esta reflexión. Si este papel de trabajo – al que expresamente no consideramos documento – promueve la reunión y reflexión de los compatriotas y aporta a una elaboración y a una posterior y enriquecida síntesis colectiva, habrá cumplido con creces su objetivo.

Montevideo, 6 de agosto de 2010

Lineamientos generales para el debate estratégico en el

Departamento 20

Introducción

Durante la pasada Administración se comenzó a realizar el diseño institucional y estratégico del relacionamiento del Estado uruguayo con sus connacionales residentes en el exterior. La tarea no resultó sencilla por varias razones, a saber:

alrededor del 16% de la población uruguaya reside en el exterior

se trata de una población dispersa en por lo menos 14 países

existe un ritmo de flujos migratorios que se corresponden a períodos históricos muy precisos, lo que determina –en muchos casos- la existencia de “generaciones” o agrupamientos de compatriotas con perfiles relativamente diferenciados (particularmente en algunos países de destino privilegiado)

la ausencia de acciones de relacionamiento sistemático con la población emigrada evidenciaba un déficit de rutinas administrativas y actitudes del Estado en su conjunto para con ese universo de compatriotas

escasa información objetiva sobre los aspectos más relevantes de la composición socio-económica de la población migrada, más allá de las aproximaciones y tendencias elaboradas sobre los saldos de aeropuerto. Sin embargo, existía un conjunto de elementos altamente positivos que de una u otra forma han facilitado el accionar de este proyecto, ellos son:

alto porcentaje de migración familiar o rápidos procesos de reunificación familiar, definiendo colectividades o segmentos de colectividades con características y problemáticas comunes

alto grado de emprendimientos colectivos y conductas asociativas constantes, que ha dado lugar a casi dos centenas de asociaciones, clubes, entidades colectivas de diversa naturaleza.

altísimo grado de adhesión y apego al acontecer nacional desde la distancia, esfuerzo permanente en el fomento y la recreación de la identidad y la cultura nacional.

una muy consolidada práctica de la solidaridad, no sólo contingente (inundaciones, tornados, etc.) sino de carácter permanente (escuelas rurales, proyectos comunitarios, hospitales, etc) En el sentido de lo expresado, las líneas de acción del novel D20 estuvieron orientadas a dos objetivos centrales:

a.- organizar de manera efectiva y permanente el vínculo con los compatriotas residentes en el exterior

b.- transversalizar la temática migratoria en el Estado uruguayo –en primer lugar- y en la sociedad uruguaya en su conjunto.

Ambas tareas se cumplieron, con luces y sombras claro está, por consiguiente ahora nos compete revisar colectivamente las acciones, los errores y los aciertos y reprogramar el trabajo, una vez que la cuestión migratoria ha sido instalada como una cuestión permanente y no un fenómeno coyuntural y ajeno.

El peso del país migrante

Las cifras más conservadoras ubican en un 16% el porcentaje de compatriotas emigrados en un proceso de acumulación permanente registrado durante las últimas cuatro décadas. Algunas proyecciones elevan esa cantidad hasta el 19%, lo que transforma a Uruguay en uno de los países con mayor porcentaje de emigración del continente.

En términos concretos se puede llegar a pensar que los compatriotas emigrados en las últimas décadas equivalen a la población sumada de los departamentos de Salto, Paysandú, Colonia, Maldonado y Rocha. El dato es muy significativo, ya que sin caer en gruesas extrapolaciones, permite medir en su justo término todo ese despliegue de población en términos de producción, presencia espacial, peso político y social, consumo, etc.

Ningún país puede esconder bajo la alfombra a todos esos hombres y mujeres que forman parte de su sociedad pero que están dispersos más allá de las fronteras, más aún si, como ya se dijo, se trata de una población que mantiene una relación activa con sus orígenes, que la legislación les permite mantener su nacionalidad adoptando la de destino, y que en términos generales cuando tiene vacaciones prefiere volver a Uruguay antes que cualquier otra costa.

La emigración uruguaya no remesa muchas divisas. Durante 2009 se remesaron a Uruguay unos 116 millones de dólares americanos, según los registros establecidos a partir de medios formales. En esos canales no se contabilizan todos los mecanismos “artesanales” que habitualmente se implementan, y las compras “on line” que se realizan en los negocios de plaza (particularmente supermercados) cuyo destino es contribuir a las canastas familiares de los parientes. Tampoco se ha logrado medir adecuadamente los gastos imputados en sistemas de débitos y tarjetas de créditos. Se sabe, sin embargo, que los compatriotas residentes en el exterior constituyen uno de los principales inversores en materia inmobiliaria y, en la medida que se han ido dando las condiciones, han aparecido proyectos y capitales en industria y turismo.

Toda esa potencialidad y ese curso de acción han merecido análisis y consideraciones por diversos actores. Desde el ámbito académico se le han destinado muchas horas de estudio, no solo desde la lógica de las dinámicas migratorias sino también en la perspectiva de las múltiples incorporaciones que podrían admitir más de tres mil académicos compatriotas dispersos en el mundo al debate científico de la actual coyuntura.

En el mundo político también el debate está planteado y a nadie escapa que la eventualidad de un voto desde el exterior genera múltiples interrogantes y desafíos. Lamentablemente el tema ha quedado circunscrito al voto y ha aplazado el debate de fondo relacionado con los derechos cívicos de los uruguayos y uruguayas en el exterior, que trasciende el mero sufragio.

El reciente plebiscito sobre el voto epistolar cayó en su propia trampa y el escaso debate –en el marco de una intensa campaña electoral- se centró en los aspectos logísticos y operativos de la propuesta presentada a la ciudadanía aplazando –nuevamente- las cuestiones de fondo.

Para terminar, los últimos años nos ha mostrado la existencia de una multiplicidad de redes vinculadas al país migrante. Familiares, amigos, colegas, ex vecinos, congéneres, etc., mantienen distintos niveles e intensidades de intercambio con la diáspora uruguaya. Esa capacidad de movilización de opiniones y recursos que se manifiesta de manera casi espontánea es un poderoso campo de acción para los más diversos intereses. Muchos operadores económicos, políticos, culturales, comunicadores, etc., tienen esa perspectiva y mantienen la expectativa de ingresar de alguna manera en ese universo.

Ese es el peso del país migrante, pero no caben dudas que ese factor es la absolución y la condena, la debilidad y la fortaleza y la única manera de empezar a encontrar alternativas y soluciones es poner el tema arriba de la mesa; incorporando a la agenda pública la agenda del D20.

La Institucionalidad: Gente en Obra

En 2005 se crea la Dirección General para Asuntos Consulares y Vinculación.

Durante cinco largos años se trabajó con enormes carencias, se logró desarrollar una serie de iniciativas con mucho trabajo y contando con la generosidad de la cooperación internacional. Tanto el Fondo de Población (UNFPA) como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y recientemente el programa unificado de ONU en Uruguay (Unidos en la Acción) permitió la contratación de casi el 100% del personal que lleva adelante la tarea de vinculación y adquirir gran parte de la infraestructura.

Se logró contactar a toda la diáspora uruguaya y lograr niveles aceptables de interlocución, comunicación y organización. Desde destinos tradicionales e históricos como Argentina, Australia, Venezuela, Canadá, España o México a países de acogida menos considerados en el inicio como Grecia; Nueva Zelanda o Suiza.

En estos pocos años se logró construir un marco referencial institucional que se posicionara como interfase con el resto del Estado uruguayo. Se creó la Dirección de Vinculación y luego la Oficina de Retorno y Bienvenida. En el curso del presente año se comenzó a consolidar un Centro de Atención Ciudadana, agilizando la atención al público.

Luego de concluida la transición en los gobiernos municipales se comenzará una ronda de contactos con los nuevos Intendentes a los efectos de diseñar mecanismos de descentralización de trámites a través de las Intendencias por un lado, y por otra parte pautar una agenda de debate sobre temas migratorios a nivel de los gobiernos locales.

Sin embargo, no ha sido suficiente. Se han sucedido tres Directores Generales y cuatro SubDirectores, el personal sigue siendo insuficiente y el aspecto locativo –si bien ha mejorado- mantiene niveles de hacinamiento y falta de funcionalidad. Pero no es el principal problema la organización central sino sus extremos. El D20 debe mantener una relación fluida con múltiples organismos oficiales tratando de trasladar las demandas e inquietudes de los compatriotas emigrados, adecuando trámites, facilitando gestiones, incorporando la visión del país del exterior que también tiene sus propios problemas e iniciativas. Ese es un extremo de la cadena y, por cierto, la tarea no es nada sencilla.

En la otra punta se encuentran los consulados. En ese sitio la tarea se viene reformulando desde la Administración pasada. La prioridad del trabajo, se ha dicho, es la atención a la colectividad compatriota radicada en la jurisdicción de la oficina consular. El grado de complejidad que tiene la dinámica migratoria, los problemas en las principales sociedades de acogida, la reciente oleada de crisis (primero en EEUU y luego Europa), las políticas restrictivas implementadas en el pasado reciente son algunos de los problemas que se suman a la escasez de personal diplomático.

En los últimos años Uruguay ha visto duplicada la tarea del servicio exterior pero no se ha traducido en un estímulo al ingreso de nuevos diplomáticos. Muy por el contrario, la carrera diplomática parece ser poco atractiva para las nuevas generaciones, lo que sumado a casi una década de puertas cerradas para los nuevos ingresos la pirámide funcionarial de la Cancillería resulta absolutamente inapropiada para asumir los nuevos desafíos de la actual etapa.

Hoy tenemos planteada la reestructura del D20 en la perspectiva de consolidar el actual proyecto como una Política de Estado.

Las alternativas no son muchas. Estudiando los modelos institucionales de países con dinámicas migratorias podemos ver que el contexto del Ministerio de Relaciones Exteriores es el más apropiado, siempre que la capacidad de liderar con efectividad los procesos esté garantizada.

La opción de generar una nueva estructura con mayor jerarquía administrativa y un cierto grado de autonomía fuera del Ministerio es atractiva pero quedaría despojada de la posibilidad de interactuar jerárquicamente con la red consular. En consideración de cómo está constituido el actual servicio exterior, sus dimensiones, y su capacidad operativa es impensable que desde una estructura externa se pudiera delegar funciones de vinculación y facilitación del retorno en dicho servicio. En síntesis se está pensando en la propuesta de resignificar una estructura con carácter jerárquico (Dirección General, Instituto, etc) con las siguientes características:

que tenga la posibilidad de incorporar personal especializado de carácter permanente,

con un alto grado de especialización, que no esté dependiendo de las rotaciones del cuerpo diplomático,

con capacidad presupuestaria, fundamentalmente en la administración de fondos específicos (cultura, promoción social, comunicación, etc)

que tenga la vocación y los medios para influir en la agenda pública a través de diferentes vías pero fundamentalmente a través de canales de comunicación interactivos, dinámicos y de alto impacto (web, canal, publicaciones, etc)

capacidad de investigar y formular propuestas concretas sobre las temáticas migratorias, al tiempo que aporte a un proceso de formación y capacitación permanente de personal del servicio exterior. Todo lo dicho articulado con las dependencias universitarias y demás centros de producción de conocimiento.

Dicha nueva estructura deberá contar con áreas de trabajo mucho más definidas con el objetivo de un mejor seguimiento de los procesos. Estamos pensando desde la creación de una nueva Dirección que consolide los distintos proyectos relacionados con el Retorno (trámites, salud, vivienda, inserción económica, intervenciones urgentes, etc) hasta un área concreta de los Derechos Ciudadanos que tenga relación directa con los procesos de organización y construcción ciudadana que se vienen desarrollando. Capítulo aparte merece el tratamiento de la cuestión migratoria a nivel nacional.

Para ello pensamos en que se debe privilegiar el ámbito de la Junta Nacional de Migración. La misma debe estar considerada en el próximo Presupuesto Nacional dotándosela de una estructura administrativa mma3�nima que le permita operar sin apelar al voluntarismo de las partes componentes de la misma. Por su parte y en el mismo sentido, la Junta deberá constituir a la brevedad el

Consejo Asesor dando espacio a la Sociedad Civil de manera institucionalizada y permanente, estableciendo, por otra parte, los mejores y más pertinentes vínculos con los representantes políticos. Una política de Estado como se piensa debe tener principios rectores y una fuerte adhesión por parte de los actores políticos y sociales de nuestro país.

Toda política migratoria pensada como política pública necesita ser sostenida de manera participativa por todas las organizaciones que tienen opinión y labor en la materia, tanto las locales como las que nuclean a los residentes en el exterior. Uruguay posee una vastísima red de organizaciones de migrantes constituida en la primera mitad del siglo XX, una presencia diaspórica en por lo menos 14 países y en los últimos años se ha venido fortaleciendo la opción uruguaya como país de destino para colectivos de ciudadanos peruanos, brasileros, coreanos, paraguayos, ecuatorianos y en menor medida africanos.

No tenemos dudas que toda la experiencia histórica del país en la materia y la historia reciente de nuestro proceso emigratorio podría ser volcado en la construcción de alternativas de convivencia inclusiva con nuestros nuevos vecinos.

Los Consejos Consultivos

No corresponde a esta altura del proceso ponernos a historiar la constitución de los Consejos Consultivos, sino que simplemente vamos a insistir con la caracterización que sobre estos organismos hemos sostenido. Los Consejos Consultivos son propuestos como espacios de representación de la sociedad civil uruguaya en el exterior. No se proponen desconociendo la existencia de asociaciones, clubes y otros colectivos de larga trayectoria sino como un espacio en el que puedan encontrarse aquellos compatriotas que están organizados y los que no lo están. Los Consejos no sustituyen a nadie sino que pretenden ser un marco de articulación de todos y todas.

En el sentido de lo anterior, la garantía institucional del Consejo Consultivo estaría dada por su accionar democrático, transparente y la capacidad de convocatoria y representación.

El tránsito ha sido complicado y desparejo. En muchos lugares se ha cumplido el proceso organizativo sin dificultades en tanto en otros ha sido conflictivo.

No podemos dudar de nuestros propios errores, ya que de ellos tenemos que aprender de manera permanente.

La sucesión de autoridades y el marco de referencia que se proporcionó desde el Ministerio generó distorsiones y discontinuidades. La estructura organizada no había madurado lo suficiente para soportar los cambios que se operaron y eso retrasó sustantivamente el desarrollo del proyecto iniciado en 2005.

En los últimos dos años se intentó recuperar el camino perdido pero no se ha logrado reinstalar el ritmo que inauguró la etapa en 2005 y 2006. Arrastramos durante demasiado tiempo la carencia de medios de comunicación eficientes y la actitud interactiva que debe pautar estos proyectos.

La insuficiencia presupuestaria también incidió de manera negativa en la posibilidad de concretar propuestas lo que fue llevando de manera paulatina a una situación de ostensible desmovilización en el ámbito de los Consejos Consultivos.

Lastimosamente el empuje mostrado en los primeros años se fue enlenteciendo y el resultado negativo en el plebiscito sobre el voto epistolar terminó de socavar muchos ánimos. Sin embargo, a nuestro juicio no debe explicarse de manera exclusiva el desánimo imperante por el plebiscito, ya que concurren varios factores de manera simultánea en este proceso.

Veamos algunos de ellos: desacuerdos con algunos aspectos de la reglamentación de los Consejos Consultivos, disparidad de apreciaciones y construcción de consensos para redactar una enmienda que finalmente no se concretó pues los tiempos político –institucionales cerraron el camino

tendencia marcada a transformase en “movimiento” por la vía de los hechos y amparada en la riquísima historia de la sociedad civil uruguaya pero sin pautar las instancias de debate y resolución necesaria

en el marco de lo anterior, formulación de una propuesta organizativa de carácter federal que tampoco agotó los necesarios procesos de discusión y análisis

se fueron superponiendo de manera paulatina objetivos organizativos a los objetivos programáticos

instalación de una dinámica de debate que era muy difícil de reproducir en los ámbitos generales de los Consejos y quedaba remitida a las instancias generadas por algunos referentes en los foros virtuales.

largo proceso electoral que acaparó la escena nacional durante casi un año y medio y opacó los procesos más sectoriales de nuestra sociedad

También algunos factores de carácter externo contribuyeron a generar la presente situación:

crisis económica en los principales países receptores aumento marcado de los índices de retorno, lo que ha ido variando el eje de preocupación y fomentando la búsqueda de nuevas alternativas

Cual es entonces la línea de base desde donde debe pensarse un proceso de relanzamiento y búsqueda de consolidación de estos espacios de participación ciudadana?

En primer lugar debemos comenzar un proceso de aproximación más al detalle de nuestras comunidades en el exterior. Más arriba se mencionaba que si bien existe una serie de coincidencias en nuestra población migrante, también es posible identificar segmentos diferenciados.

También existen condiciones normativas, aspectos sociales, culturales, económicos y políticos que marcan diferencias en las sociedades de acogida. Llegar a ese conocimiento en detalle implica realizar un esfuerzo mancomunado de recolección de datos e informes que puedan ser procesados y colectivizados.

Movilizar a nuestra colectividad en el exterior supone la elaboración de un programa que sea atractivo al tiempo que represente genuinamente los intereses de los compatriotas en el exterior.

A continuación se presentan una serie de iniciativas que pretendemos aporten a la consolidación de estos espacios ciudadanos y contribuyan al proceso de restitución de derechos e inserción en la vida social, política, cultural y económica de los uruguayos y uruguayas emigrados.

Declaración de Principios

La Declaración de Principios constituye un conjunto de definiciones sobre la condición de los uruguayos y uruguayas en el exterior.

No sólo se trata de un ejercicio introspectivo –como nos vemos- sino que apuesta a ser la carta de presentación de la comunidad dispersa hacia la comunidad asentada en el territorio.

La Declaración de Principios constituye el paso previo a la elaboración del Estatuto del Uruguayo y la Uruguaya en el exterior, fase final del reconocimiento de los derechos plenos y específicos de la población uruguaya de allende el territorio nacional.

El mecanismo de constitución de la Declaración debe ser representativo, democrático, incluyente por sobre todas las cosas. Para ello debemos darnos los tiempos necesarios evitando innecesarios apresuramientos. Relevamiento locativo

A ciencia cierta no conocemos la capacidad inmobiliaria de nuestra diáspora. Contamos con información primaria sobre algunos casos muy reconocidos perono sabemos en absoluto donde funcionan las diferentes organizaciones, que locales tienen, si los arriendan, son préstamos, existen convenios, etc?

Esta propuesta no se debe agotar de ninguna manera en el conocimiento de los que se cuenta hoy en día sino que debe abarcar también un importante rango de posibilidades. Debemos conocer cuales son las opciones que nuestra gente maneja y de que manera nuestras oficinas pueden contribuir a solucionar las instancias de reuniones o ámbitos de socialización.

Convenios bilaterales

La posibilidad de desarrollar acuerdos y convenios con gobiernos locales a los efectos de lograr beneficios para la colectividad uruguaya es una propuesta a explorar de manera sistemática.

En las próximas semanas iniciaremos contactos e intercambios con las 19 Intendencias de Uruguay y –entre otras cosas- estaremos planteando la posibilidad de concretar hermanamiento de ciudades e intercambios con aquellas urbes donde están radicadas las principales colectividades compatriotas. Nadie mejor posicionado que nuestros compatriotas organizados para realizar sugerencias o propuestas que podrían ser la base de acuerdos con los municipios, condados o gobierno estaduales de los lugares donde viven.

Políticas sociales inclusivas basadas en factores objetivos

a) Mujeres Uruguayas emigradas

Estamos convencidos de la necesidad de alentar acciones desde una perspectiva de género que nos vayan abriendo la posibilidad de diseñar políticas específicas en la materia. Sabemos muy poco sobre las uruguayas en el exterior, presencia que quizá se subordina a la característica “familiar” que predomina en nuestra sociedad migrante pero que sin lugar a dudas debe tener sus demandas específicas y concretas. En que trabajan? Que promedios etarios? Niveles de inserción en la sociedad de acogida? Iniciativas desarrolladas, experiencias replicables, etc. Es nuestra intención alentar un proceso de autogeneración de información que nos ubique en la perspectiva de concretar propuestas a mediano y largo plazo; a tales efectos convocaremos a los organismos especializados en la materia para que nos den apoyo y asesoramiento en esta iniciativa.

b) Niñez y adolescencia en el exterior

Distintos datos nos remiten a pensar en la existencia de una segunda –y hasta una tercera generación- de compatriotas en el exterior.

En un reciente evento en Paraguay una niña compatriota nos reclamaba que los hijos e hijas de los uruguayos emigrados pudieran ingresar al Plan Ceibal como el resto de la población infantil uruguaya. Lejos de asustarnos el desafío, estamos planteando a las autoridades de la Educación la necesidad de elaborar contenidos educativos que tengan como destinatarios la segunda y tercera generación de compatriotas, mayoritariamente nacidos en el exterior y con poca información oficial sobre el país de origen de su familia. Este sería el primer paso antes de proponer un sistema formal de formación curricular complementaria que validara la formación de nuestros niños y niñas residentes en el exterior como lo hacen actualmente muchos países.

En el caso de los adolescentes ya está en curso un sistema de validación de bachilleratos en los que los consulados ofician de mesas organizadoras de exámenes en coordinación con las autoridades de Enseñanza Secundaria.

De todas maneras nunca serán suficientes las medidas que se tomen con estos sectores de población que son quienes sufren las mayores consecuencias en los procesos de pérdida de identidad y sentido de pertenencia. En tal caso es imprescindible desarrollar creativamente iniciativas en las que la comunidad organizada cumple un rol preponderante.

c) Jóvenes uruguayos en el exterior

La franja poblacional comprendida entre los 19 y 24 años de alguna manera es la que presenta mayor grado de complejidad para desarrollar un trabajo sistemático debido a los diferentes niveles de inserción que tienen en las sociedades de acogida y la incidencia directa de sus proyectos de socialización y realización personal.

De todas maneras, a cuenta de iniciar un debate directo e intercambio de propuestas queremos rescatar dos iniciativas que han sido promovidas tiempo atrás y que no han llegado a concretarse. Una de ellas refiere a la posibilidad de gestar una residencia estudiantil que provea de alojamiento adecuado a aquellos jóvenes que optan por cursar sus estudios en Uruguay. Dicha iniciativa contaba con un apoyo inicial de la Intendencia de Montevideo y podría llegar a insertase en algún marco de acuerdo con la Dirección de Bienestar Estudiantil de UdelaR. Debemos considerar que existen dos situaciones de contexto diferenciadas que hacen muy atractiva la propuesta. En el caso de los residentes en el hemisferio norte el acceso a la formación universitaria y técnica en general está pautado por los altos costos de matriculación –siendo que en nuestro país la educación continúa siendo gratuita.

En el caso de los países de la región, en muchas áreas siguen persistiendo diferencias en las características y calidad de la formación universitaria que habilitaría a que, dadas algunas condiciones mínimas, un grupo importante de jóvenes pudieran desplazarse a estudiar a Uruguay, donde reside el resto de su familia.

La propuesta es compleja pero deberíamos tomar una decisión sobre su viabilidad y en caso de aceptarse, diseñar los mecanismos de trabajo correspondientes.

El otro proyecto que quedó pendiente, planteado en 2006, es el relacionado con la organización de viajes de visita e intercambio de jóvenes compatriotas a los lugares de origen de sus padres. La idea central consistía en incorporar un amplio abanico de organizaciones (asociaciones, clubes, sindicatos, cooperativas, etc) en los que los jóvenes pudieran insertarse durante un periodo concreto a los efectos de desarrollar tareas voluntarias que les permitiera tener una visión de primera mano sobre la cotidianeidad uruguaya.

Dicha iniciativa sería coordinada con el INJU, las Intendencias y las organizaciones sociales involucradas, además –por supuesto- de los Consejos Consultivos o Asociaciones de su lugar de residencia. El desarrollo de la visita tendría dos instancias; una de carácter colectivo en el que todo el grupo participaría de talleres, visitas, espectáculos, etc y otra de carácter individual que se concretaría a través de un voluntariado en el lugar (barrio, localidad, pueblo, etc) de donde su familia es originaria.

El proyecto es sumamente complejo y no se ha podido desarrollar. El desafío está propuesto, debemos discutirlo. Comida oriental

Sabido es que una de las principales actividades que se desarrollan en el exterior es la gastronómica. Iniciaremos un relevamiento de todos los locales gastronómicos de inspiración uruguaya que existen en el mundo.

La intención no es remitirse de manera exclusiva a los restoranes establecidos sino también relevar las actividades que nuestra colectividad programa. El objetivo de esta actividad es generar una red que permita perfeccionar y desarrollar lineamientos de apoyo concretos a esos ámbitos y actividades que representan a nuestra cultura nacional y que operan como verdaderos propaladores de nuestra identidad.

El deporte y los calificados

De la misma manera que los locales gastronómicos constituyen puntos de referencia para nuestras colectividades, también lo son las actividades deportivas. En tal sentido nos interesa conocer con precisión que tipo de organización deportiva se han gestado en nuestras comunidades en el exterior y que actividades se desarrollan de manera permanente o relativamente constante. Por otro lado, desde hace algún tiempo venimos pensando en la posibilidad de incorporar al Registro de Uruguayos y Uruguayas Altamente Calificados (CUAC) una nueva categoría constituida por los compatriotas deportistas radicados en el exterior. Quizá sea una buena idea comenzar ambas propuestas al mismo tiempo.

Plan Nacional de Retorno

Las cifras de retorno a esta altura son inapelables. Se ha instalado una corriente de regreso al país que amerita ser encuadrada en el marco de una política sustentable y armónica. Ninguna política migratoria se puede desarrollar de manera autónoma y a puertas cerradas. La previsión y la planificación son los principales aliados con que contamos para poder desarrollar con éxito una propuesta de retorno que garantice resultados mínimos.

Convocaremos a un Compromiso Nacional con el retornado que sepa vincular la capacidad y experiencia de trabajo retornante o potencialmente retornante a los proyectos de desarrollo que se están llevando adelante en el país. En cierta medida esta experiencia se viene desarrollando con los académicos e investigadores retornados, la idea es avanzar de manera paulatina sobre el trabajo calificado estableciendo áreas de interés y planificando la inserción global de la familia retornada. Tampoco pueden despreciarse algunos estímulos y subsidios que están siendo ofertados por las sociedades de acogida hoy en crisis y con altas tasas de desempleo, quizá el desafío consista en estudiarlos y tratar de realizar la combinación más adecuada de esos recursos en inversiones locales o proyectos de reinserción económica. Tenemos la intención de retomar el proyecto del Fideicomiso de Inversión, asegurando la posibilidad de ahorro desde el exterior para un futuro retorno. El Fideicomiso puede ser una importante herramienta financiera que asociada a otras facilidades y condiciones de ventaja, ofrezca a los compatriotas que planifiquen su retorno ahorrando de manera sistemática en el mismo, la opción de tener un capital asegurado en el regreso o la garantía de un crédito para desarrollar un proyecto. Fondo para el Arte y la Cultura Nacional en el exterior Es nuestra idea constituir un presupuesto financiero que permita solventar los gastos e inversiones para el desarrollo de actividades artísticas y culturales en el exterior. No solo se trata de facilitar el contacto de nuestras colectividades con el arte y la cultura nacional, sino pensar en la promoción nacional de artistas compatriotas radicados en el exterior. Como toda actividad que demanda recursos deberemos elaborar una propuesta de manera colectiva y movilizarnos para sensibilizar a quienes toman las decisiones de la importancia de la iniciativa. El presente material no tiene la intención de ser laudatorio ni mucho menos. La intención última del conjunto de propuestas aquí expuestas es relanzar el debate y movilizar la discusión en cada compatriota que reside en el exterior. Contamos desde ya con las devoluciones que correspondan y nos comprometemos a divulgar cada una de las ideas que en ese contexto sean presentadas.

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